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Si algo le faltaba al gobierno de Mauricio Macri va a ocurrir la semana próxima: un amplio e inédito conglomerado de organizaciones sindicales, sociales y políticas saldrán durante dos días consecutivos a las calles de todo el país para pedir otro modelo económico y protestar contra los efectos del ajuste.
El martes 30 de abril habrá paro nacional y movilización a Plaza de Mayo, además de actos en distintos puntos del país, mientras que al día siguiente 200 ollas populares se distribuirán entre el Monumento al Trabajo y la Casa Rosada, en consonancia con el quite de colaboración que realizarán los gremios del transporte.
La convocatoria corre por cuenta del Frente Sindical por el Modelo Nacional que encabezan el camionero Pablo Moyano, el mecánico Ricardo Pignanelli y el bancario Sergio Palazzo, a quienes se suman más de 70 regionales de la CGT, las dos CTA, los movimientos sociales y agrupaciones políticas, barriales y estudiantiles de todo el país.
Las protesta, inédita por su duración y alcance, por el amplio espectro de organizaciones y actores que la convocan (desde el sindicalismo peronista hasta la izquierda trotskista) y por la ausencia de la CGT, llegará después de la peor semana de Mauricio Macri en el gobierno.
Las medidas económicas anunciadas hace diez días para morigerar los efectos de la inflación y la recesión y para darle aire a la reelección presidencial quedaron sepultadas por el aumento del dólar (rozó los $48) y del riesgo país (que superó los 1.000 puntos).
Además, y de la mano de esto, buena parte del establishment local e internacional insistió de manera desembozada con lo que hasta ahora apenas insinuaba, que Macri debe dejar su lugar a María Eugenía Vidal en la fórmula del oficialismo para las elecciones de octubre próximo.
"Lo que se va expresar acá es una masa crítica sindical, social y política que viene haciendo un camino y que va a atravesar el panorama político y electoral, que va a estar condicionado por esto”, advierte a Vaconfirma Beto Pianelli, miembro de la Mesa Nacional de la CTA, sobre las acciones de la semana próxima.
En esta línea Pablo Moyano avisó en la conferencia de prensa del viernes que se “profundizará la pelea contra el gobierno” y que la convocatoria "será acatada por millones de argentinos que la transformarán en un 'parazo', a pesar de que algunos dirigentes no hayan adherido y vivan de rodillas”.
La calle al rojo vivo
"Va a ser uno de los paros con más acompañamiento de la ciudadanía de los que se recuerde, porque la situación no da para más. Va a ser un paro activo, con movilización y actividades de cada uno de los gremio", le dijo a Omar Plaini, uno de los principales referentes del Frente Sindical.
Para el titular del gremio de los canillitas "hay 70 regionales de la CGT que van a parar porque son parte de la convocatoria”, lo que incluye “a muchos gremios que participan del secretariado nacional de la CGT, lo que creo que va a generar mucha contradicción al interior de esta, mucho ruido".
"Este es un paro que nace desde abajo. Los que no entiendan el momento histórico que estamos viviendo van a ser sobrepasados por las bases", adelanta a Beto Pianelli.
Para el secretario general de los trabajadores del subte lo que ocurrirá la semana próxima "forma parte de un proceso largo, de unidad y de confluencia de distintos actores que tienen en común enfrentar la política económica de Macri; este es el primer paro de esa confluencia, que ya se expresó en marchas, actos y muchísimas actividades que hicimos juntos en estos años".
El mensaje no es sólo para la Casa Rosada sino también para la conducción de la CGT. "Más allá de las organizaciones gremiales que paran y las que no, este paro es una expresión de conciencia de la clase trabajadora, y eso es lo que se va a expresar. Paren o no los dirigentes, los trabajadores van a parar", destaca Plaini.
“El que no sepa leer lo que está pasando, el que apueste a la división y no a la unidad que la inmensa mayoría de la sociedad reclama para terminar con esta política económica, va a estar en problemas", agrega Pianelli.
Acá no se duerme nadie
Desde la conducción de la CGT la perspectiva es otra: hay que poner el foco en derrotar a Macri en las urnas. La pelea, ahora, no es sindical sino política, y el paro del 30 no es otra cosa que el intento de un sector del sindicalismo de lograr visibilidad en un contexto crítico y en el que habrá definiciones, tanto en lo político-electoral como en el gremial.
“El martes no va a haber un paro. Van a haber piquetes, marchas, actos callejeros, pero la mayoría de los sindicatos no van a hacer paro. Lo que va a haber es una muestra hacia afuera con la participación de algunos sindicatos, de la CTA y de la izquierda”, dice Andrés Rodríguez, secretario adjunto de la CGT, en diálogo con .
El dirigente estatal rechaza las acusaciones de pasividad que pesan sobre la conducción de la central obrera al señalar que “la CGT le hizo cinco paros a este gobierno y un montón de marchas; la última, por la producción, la convocamos nosotros desde los gremios de la industria. Estos muchachos dicen que la CGT está dormida y convocan a un paro y eso no es así”.
Para el secretario general de UPCN convocar a un paro nacional ahora es perjudicial para los trabajadores, ya que sufrirían descuentos por los días de paro y hasta perder el empleo para “no mover el amperímetro”.
“Este es un momento muy dificil, donde hay que poner todo para que en octubre haya una opción peronista que le gane a Macri”, asegura el sindicalista, convencido de que el camino “dialoguista” que eligió la CGT es el adecuado para el tramo final de un gobierno cuya suerte se sellará en las urnas y no en la calle.
“Es un momento para la pelea política más que para la pelea gremial, para construir los consensos y equilibros necesarios dentro del peronismo para ganar en octubre, y la CGT puede aportar a eso”, concluye Rodriguez.
Es la política, pero qué política
La discusión de fondo cruza distintas lecturas de la coyuntura y tradiciones diferentes. Mientras que el colectivo que convoca al paro, templado en las luchas contra el ajuste que vienen de los años ‘90, cree que tanto lo reivindicativo como lo político-electoral se juegan también en la calle, desde la CGT optan por un mayor control de las variables, donde la negociación es preferible a la confrontación y la mesura a los cambios bruscos.
"Que hay que apuntar a ganar en octubre es algo obvio; que la salida es política también”, dispara Plaini, para quien “si están tan de acuerdo con eso que acompañen el paro como nosotros acompañamos la movilización que ellos convocaron. Tiene que haber reciprocidad”.
“Creo que si esto no pasa (los dirigentes de la CGT) van a tener que responder ante la historia por todo lo que no hicieron en una etapa como esta", destaca.
Para Rodriguez, en cambio, la clave está en intervenir con éxito en un escenario cambiante y resbaladizo. “La sociedad está viviendo con una gran incertidumbre. Todo es muy volatil y puede cambiar mucho en muy poco tiempo”.
“En los dos meses que faltan para definir las candidaturas puede pasar cualquier cosa. La CGT tiene que buscar los equilibrios, el reordenamiento del peronismo, los puntos medios, promoviendo acercamientos y consensos”, enfatiza.
Sin embargo, para el secretrio adjunto de la CGT no todo es cuestión de candidaturas. “No es tanto el candidato sino de qué estructura, de qué peronismo surge ese candidato”, explica.
Y concluye con un mensaje esperanzador, en sintonía con el accionar de la central obrera: “A diferencia de lo que ocurría el año pasado, en el peronismo todas las tribus están hablando entre sí y eso abre la posibilidad de que esta vez pueda haber unidad”.
En cambio Pianelli cree que el paro y las protestas de la semana que viene transcienden lo inmediato. "El paro del 30 y lo que viene después no está condicionado por la politica electoral sino que la condiciona, obliga a la política a entender lo que pide el momento y lo que esto expresa: la unidad para terminar con las políticas neoliberales que lleva adelante Mauricio Macri".
Escenarios
La semana que viene colocará nuevos elementos sobre el tablero político y sindical, ambos resbaladizos. Por un lado, Macri seguirá jugando su pulseada con quienes, tanto desde la política como desde el establishment, consideran que debe resignar sus aspiraciones de ser reelecto.
Aquello que empezó siendo un reclamo de la conducción del radicalismo y, más tibio y solapado, de algunos dirigentes del Pro, se convirtió ahora en un reclamo de actores económicos fuertes, tanto de adentro como de afuera: el presidente no sólo no garantiza una victoria electoral sino que tampoco la viabilidad de sus políticas en un eventual segundo mandato.
A favor de Macri habría que preguntarse si Vidal garantiza ambos, o por lo menos uno de esos aspectos. Nadie se atrevería a dar una respuesta contundente, algo que pone nerviosos a quienes miden las certezas en porcentajes.
El propio presidente, quizás para curarse en salud, ya avisó que hasta la fecha límite para presentar candidatos para las PASO, el 22 de junio próximo, y tal vez más allá, seguirán las turbulencias y los cimbronazos.
El paro y las ollas populares del martes y miércoles próximo mostrarán además una gran confluencia de sindicatos y de actores sociales y políticos que pondrán a prueba su capacidad para incidir en el escenario sindical pero también en el político y en electoral, incluso después de octubre.
Más allá de la posibilidad cierta de ser un obstáculo para la profundización del ajuste, los convocantes a las protestas buscarán doblarle el brazo a la conducción de la CGT, enviarle una señal a quienes se muestran reticentes a promover una unidad opositora basada en el rechazo a las políticas neoliberales y convertirse en un interlocutor que nadie pueda obviar.